LA VITAMINA C

Lucir una piel bonita y saludable, así como un cabello radiante, no solo depende del cuidado que se les proporciona desde el exterior, con la ayuda de cosméticos, sino que además es fundamental cuidarlos desde el interior. En numerosas ocasiones nos encontramos con problemas como pueden ser: el acné, la caída excesiva del pelo o la sequedad de la piel; que los cosméticos no consiguen terminar de combatir. Generalmente, esto se debe a la falta de algún nutriente o sustancia en nuestro cuerpo.

En este punto, las vitaminas juegan un papel fundamental. Estas son pequeñas moléculas orgánicas, esenciales para nuestro organismo, pero que no somos capaces de sintetizar por nosotros mismos. Por ello debemos introducirlas a través de los alimentos, y en nuestro caso sobre todo las ingerimos de las plantas. Son 13 las vitaminas esenciales que debemos ingerir, entre las que podemos destacar cinco de ellas: las vitaminas A, B12, B6, C y D. Cada una de estas vitaminas desempeñan funciones importantes en el organismo, tanto es así que la falta de cualquiera de ellas puede desencadenar en malestares o, incluso, pueden llegar a favorecer el desarrollo de enfermedades. Sin embargo, dosis muy elevadas de vitaminas pueden ser perjudiciales, aunque es complicada la intoxicación por acumulación de estas moléculas.

De todas las vitaminas podemos destacar la vitamina C, o ácido ascórbico, pues es el antioxidante por excelencia. Por tanto es un aliado perfecto para prevenir el envejecimiento prematuro de nuestras células. Además, tiene un papel importante en las reacciones bioquímicas que suceden en nuestro interior, por lo que es esencial para el buen desarrollo y mantenimiento de nuestro organismo. Asimismo, el ácido ascórbico ayuda a disminuir el colesterol en sangre. Todo ello hace que esta vitamina tenga una función fundamental en la prevención de enfermedades degenerativas y cardiacas, así como de la mutación celular, previniendo así el cáncer.

Por otro lado, con el paso del tiempo la vitamina C ha ido adquiriendo mayor protagonismo en el mundo de la cosmética natural. Esto se debe a la propiedad antioxidante que posee, que ayuda a proteger a nuestras células de los radicales libres y, por tanto, ayuda a prevenir el envejecimiento prematuro de la piel. Pero además, esta vitamina favorece la producción de colágeno, de modo que disminuye la aparición de líneas de expresión y arrugas. Por último, ayuda a reparar daños producidos por las frecuentes exposiciones al sol, pues suaviza los tonos oscuros de las manchas solares. Aunque también es beneficioso aplicar esta vitamina sobre nuestra piel antes de dichas exposiciones solares, seguido siempre de una crema con protección solar, ya que potencia la protección ante las quemaduras que puede producir el sol. En definitiva, la vitamina C hidrata y nutre nuestra piel dando un aspecto de vitalidad y brillo insuperables, además de alisar nuestras líneas de expresión manteniéndola firme.

Por tanto, podemos decir que una buena salud requiere de un aporte diario de vitamina C durante todo el año, pero además es importante aplicarla de forma tópica sobre la piel a través de cosméticos naturales.